Amando desde el Alma
Las olas decoran el mar y trazan el camino que les corresponde, siendo parte de algo mucho más grande. Nuestras almas, al tomar los primeros pasos en el sendero que han elegido para experimentar las experiencias que silenciarán las dudas que nacen al encarnar el cuerpo que han decidido habitar.
Al igual que ese cuerpo de agua con sus movimientos cuyas expresiones sólo se reconocen en las crestas de las olas que rompen en las playas delante de nuestros ojos, el destino nos mueve para encontrar a otras almas. Lo que parecen casualidades, al conocer a alguien que viene de un país lejano y que lleva una vida distinta son una serie de eventos que nos acerca a ese otro ser para poder vivir con su alma una experiencia trascendental.
La mente lucha sin piedad contra la realidad que el alma siente. La lógica no obedece a los sentimientos y construye motivos por los que no pueden unirse dos seres tan diferentes. Alguien que no cumple con un perfil que ha sido el fantasma de una vida sentimental, muchas veces reflejando una relación dañada en la infancia al buscar arreglarla en seres que se parecen pero nunca serán ese padre, esa madre, ese familiar.
La vida nos mueve a confiar y soltar la influencia de lo mental y renunciar un control que no es más que una ilusión creado por un ego que quiere imponer su identidad y protagonismo, cuando no es más que un componente de la consciencia que compartimos todos. Ese mismo ego es el que compara la persona que hemos conocido con otras que conocimos para prepararnos para este encuentro y con las que podría conocer de la manera que nos miente que nos haría más felices. Todo lo que existe fuera del Aquí y Ahora no es más que una irrealidad del Ego que busca explicaciones de lo que no se comprende sino se siente.
El Amor es soltar las expectativas y las exigencias del Ego para vivir las emociones en estado pleno en la realidad de la eternidad del presente. Esas emociones incluyen las meditaciones del Ego que sirven para conectarnos con lo que venimos a recordar en esta encarnación.
