Ser Padre es Ser Yo
Son casi dos años los que hemos compartido en este mundo. Me acuerdo perfectamente de escuchar tus primeros gemidos cuando te llevaron corriendo al ICU. Me quedo con las primeras veces que tus dedos acariciaban mi piel en el hospital. Cuando llegaste a casa, hiciste tu lugar con tu mamá y conmigo. Hay tantas primeras veces que he atestiguado y las que nos quedan…
Hoy me has traído un dibujo como regalo, sin saber que el regalo eres tú. No te miento, nunca me imaginaba de padre. Sin embargo, lo que me enseñas cada día me hace replantear lo que es vivir. Eres el maestro que me desafía los límites; los que quiebran mi paciencia y rompen las barreras que me han protegido de mi esencia, contigo he aprendido a ser yo.
Me cautiva tu mirada inquisitiva con la que desvanecen las dudas existenciales que me han acompañado en mi oscuridad. Entiendo que nacimos para caminar de la mano, atravesando el paraíso del sentir. Me contagia tu inocencia e ilusión por vivir. No puedo aclarar todas tus inquietudes. Pero, te acompañaré siempre para que te atrevas a cuestionarlo todo y encontrar las respuestas que te valen a ti indiferentemente de lo que piensen o hagan los demás.
Me has mostrado el amor puro que comparto contigo, el mismo que me recuerda la carencia que sentía antes de sentir tus abrazos. No pretendo ser tu guía porque sé que tu camino depende solamente de ti. Estaré a tu vera cuando te equivocas, cuando pierdes el rumbo y te sientes perdido. No te impondré resoluciones a tus conflictos interiores, sino te animaré a ponerte de píe para seguir adelante. Siempre estaré orgulloso de cada paso que des y te lo haré saber a mi manera.
Sólo te pido que hagas lo que hagas que sea por tu felicidad y que lo realices con el amor que brilla en tus ojos.
