Los Pasos Que Doy

Los pasos que doy no me llevan a ninguna parte. Son muchos años ya que iba deambulando sin saber adónde. Ha habido momentos que juraba seguir un camino hacia un destino u otro para luego darme cuenta de que seguía en el mismísimo lugar.

Me he cabreado conmigo mismo ya tantas veces por estar tan aparentemente perdido en este sendero indefinido e infinito. La furia se ha apoderado de mí de una manera fulminante al ver que por mucho que intentara orientarme, no salía nunca de donde empecé este paseo. He llegado a dirigir el odio más destructivo hacia mí mismo por fracasar de una manera tan penosa en lo que debería ser una aventura apasionante, en la cual no conseguía embarcar por ningún sendero, ni vivir ninguna experiencia nueva.

Sólo cuando dejé de enfocarme en hacia dónde ir, me di cuenta de que el destino no existe, ya que el camino es lo único que importa. Al observar la tierra debajo de mis pies, veía como cambiaba con cada pisada, se iba solidificando con la confianza que sentía al marcar el ritmo de mi andar. Las canciones de los pájaros mostraban un repertorio divino e infinito y reflejaban la alegría que sentía al reconocer la bella realidad que antes había ignorado. Lo que antes, entendía como la repetición de la misma experiencia era una oportunidad de profundizar y de aprender. Cuando antes veía el tronco, observaba como se extendían las ramas como brazos extendidos buscando un cuerpo ajeno para encerrar en un abrazo de amor y paz.

Así entendí que no sigo un rumbo hacia otro lugar, sino percibo lo necesario para entender las lecciones de lo que tengo delante, detrás de mí y a los dos lados. Cada mirada desvela un detalle capaz de contestar otra duda que nublaba mi visión. Ya apreciaba la belleza de la realidad que contemplo y, así, no necesito pensar en hacia donde voy, ni de donde vengo, sino gozar de estar aquí y ahora en la eternidad de este momento. Todas las aventuras que ideaba más allá que la próxima curva del sendero, están allá donde fijo la vista y en las sensaciones que me dan al acercar la mano a lo que ya está a mi alcance.