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Cómo identificar el comportamiento tóxico de uno mismo


La vida da muchas vueltas y nos regala experiencias diversas e instructivas. Está claro que las lecciones más fructuosas suelen ser las que más duelen. La sabiduría se gana a base de golpes que, a menudo son bajos. Por lo tanto, es factible que todos pasemos por fases cuando dejamos de ver como el sol alumbra las nubes y nos fijamos en la lluvia que nos va a caer encima.

Por esto, la tercera entrega de la serie pretende cerrar el circulo y presentar la manera de identificar un comportamiento tóxico en nosotros mismos, después de haber identificado dicho comportamiento y habernos equipado con pautas para reaccionar a ese comportamiento en otros.

¿Cuáles son las causas de un comportamiento tóxico?

  • El duelo

  • Presión excesiva

  • Ensimismamiento

  • Falta de autoestima

El duelo no tiene que ser por la muerte de un ser querido, sino la pérdida de algo que nos ha aportado un apoyo importante en la vida. La coyuntura vital de cada uno gobierna en qué encontramos amparo. Los hay que dependen de su pareja para encontrar la felicidad, otros buscan el respaldo en los amigos o, incluso, en mascotas. Por otra parte, hay quien se entrega al trabajo o el ocio para dar salida a la negatividad diaria.

En todos los casos cuando ese auxilio ausenta por los motivos que sean, que pueden ser alejamiento geográfico o emocional, un despido o, lamentablemente, la misma muerte, el duelo entra en juego y suele complicar la visión optimista que es más habitual en uno hasta que encontremos otro flotador en el océano de la vida.

La Presión excesiva puede ser producto de factores tanto externos como internos. El ritmo de trabajo puede incrementar hasta el punto de que se alimenta del tiempo que antes dedicábamos a la familia o a la gente cercana. Los causantes pueden ser por la situación del mercado o por un deseo de desviar la atención de lo personal. En todo caso, cuando asumimos un exceso de trabajo, la presión que hoy en día se entiende como estrés, se carga la dulzura de la miel que se nos hace pegajosa y vemos como una limitación para realizar lo que nos deja soltar la melena.

Hay gente que, para no enfrentarse a una situación, se encierra en su propio mundo. Ese ensimismamiento quita la capacidad de ver que nuestra gente está cerca para mimarnos y no para recriminar o juzgar por un acto que hemos hecho o no. Cuanto más barrera uno coloca, más se aleja de lo que realmente necesita que es el amor y empieza a ver todo con recelo.

Mientras que hablo de circunstancias ocasionales, hay otra que no se escapa de las causas importantes de un comportamiento negativo: La falta de autoestima es el causante más común de la toxicidad. La autoestima se ve afectada por la coyuntura de cada uno o por un trauma del pasado que mantiene al sujeto encadenado a un balón de hierro que es un evento del pasado que nubla la vista positiva de los sucesos diarias. Los traumas de este tipo suelen ser propicios al estudio de un profesional para poder aprender a construir una base sólida de confianza en uno mismo para poder apreciar lo bonito que es abrir los ojos todos los días y sentir cómo el sol nos calienta o la lluvia nos acaricia.

¿Cuáles son las señales de aviso de un cambio de enfoque a lo negativo?

Aunque no supone gran dificultad identificar como otros adoptan una actitud pesimista o victimista, es un desafío formidable darse cuenta cuando uno mismo cae en el pozo, ya que las tendencias negativas son los primeros tropiezos, que rápidamente cogen fuerza hasta que nos encontremos deslizando por las canteras del abismo del pesimismo.

Por este motivo, lo fundamental es quedarse con unas alertas para indicar un cambio de actitud. Así, uno puede pasar a emplear las pautas que expondré a continuación para combatir la transición antes de que coja una fuerza que supera la voluntad de cada uno a mantener una postura equilibrada en la vida.

  • La Impaciencia

  • La ira continua

  • El pesimismo

  • La fijación en los imperfectos

La negatividad de uno mismo, raramente se ve reflejada en los demás. No obstante, cuando uno se ve muy impaciente con los demás es una señal potente de un cambio a lo peor. La impaciencia puede llegar a causa de creer que la gente tarda más de lo normal en hacer las tareas a las que están acostumbrada, porque hablan excesivamente o sentir que la comunicación con otros se nota demasiado cargada de emociones. Además, uno puede sentir apuro para terminar la comunicación con otros para poder alejarse de ellos.

La negatividad tiende a fomentarse con pensamientos irracionales y repetidas, dirigidos a uno mismo. La consecuencia es una ira contenida que acorta la resistencia en las interacciones típicas del día a día y se hace continua. Cuando trivialidades producen una reacción de cólera, es inevitable pensar que lo que hay detrás va más allá que ‘tener un mal día’. Si parece que hay más trafico que nunca en las carreteras de siempre, el conjunto no es de vehículos sino de pensamientos nefastos.

El victimismo de la toxicidad, se pueden notar en el pesimismo que uno adquiere al ver que las cosas no pueden salir bien o que uno sencillamente no es capaz de hacer las cosas ni bien, ni mal. Es un proceso que sale de un incidente que la ira interpreta como un fallo y la mente negativa convierte en la justificación absurda de que uno no merece lo bueno. Por lo tanto, tiene que aprender cargarse con el fracaso y la desesperación.

De la misma manera que los pensamientos negativos se dirigen a uno mismo, la gente negativa suele rebuscar los imperfectos que le rodea. Cuando uno empieza a obsesionarse con lo mal que funciona el coche con el que lleva tiempo y los hábitos molestos de su pareja, es importante hacer una pausa para reflexionar en los motivos por los que de repente se hacen más evidentes dichos imperfectos.

¿Qué tiene que hacer uno al darse cuenta de haber adoptado un comportamiento tóxico?

Al haberse dado cuenta que uno ha llegado a una actitud negativa frente a la vida, hay que emplear una serie de preguntas potentes para sacar lo que hay atrás.

  • ¿Qué me perturba?

  • ¿Lo puedo cambiar de alguna manera?

  • ¿De qué me sirve centrarme en ello?

  • ¿Qué puedo hacer para que me afecte menos?

  • ¿Qué me aporta para mejorarme como persona?

Son unas preguntas que se puede aplicar a situaciones diferentes en la vida. Para contextualizar, voy a poner como ejemplo dos situaciones:

  1. Una conversación con un conocido

Cuando una persona negativa dialoga con otros, suelen adoptar una actitud que impide una conversación fluida. Así, al hablar, hay que fijarse en lo que te molesta de la otra persona y analiza si tiene algo que ver con la forma que tienes de contestarles.

Piensa en las palabras que utilizas para describir las sensaciones o eventos. Si ves que lo negativo supera lo positivo, hay que respirar e intentar corregir ese lenguaje para apreciar el lado positivo. Si el metro paraba mucho de camino, igual te ha dado más tiempo para planificar las responsabilidades pendientes de hoy o, mejor aún, los planes para el fin de semana. Si alguien te ha hablado mal, igual no te diste cuenta de la cara de cabreo que llevabas por la calle y te ha dado motivo para sonreír y explicar que le has pisado porque ibas perdido en tus pensamientos.

  1. Un imprevisto

Una situación que no figuraba en los planes de uno puede incomodar el progreso del día. Si algo te enfada hasta el punto de distraerte de lo que estás haciendo, es posible que le das demasiada importancia al suceso. Si es algo que te afecta, lo importante es ponerte a pensar cómo poner en marcha lo necesario para cambiar la causa del problema. Si no te afecta, gastas energía en algo que no te corresponde, que podrías emplear en algo que te puede alegrar el día.

¿Cuáles son los pasos a seguir?

El comportamiento tóxico es una tendencia que coge fuerza con el tiempo. Con lo cual, es fundamental encararse a las causas de dicho comportamiento en cuanto antes. Aunque haya sugerido unas preguntas potentes para gestionar el comportamiento, lo más productivo es llevar esas mismas cuestiones a un profesional que te puede guiar al mejoramiento de las actitudes que te lleva a portarse de una forma negativa.

Mientras que plantearse preguntas potentes puede ser una buena forma de concienciarse de un comportamiento tóxico, el proceso del cambio de lo mismo supone un trabajo arduo de autorrealización y la búsqueda de creencias limitantes o emociones escondidas. Como cualquier proceso de este tipo, no se trata de cuidar los síntomas, sino buscar las causas que residen dentro de uno mismo.

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