Valhaha
Nunca he estado solo, incluso en los momentos que me he imaginado sin aliados en un campo de batalla delante de un ejército aterrador de mis propios demonios. Acorralado por los límites de una fantasía atormentada, inconsciente de la realidad que se insinuaba con una luz titubeante entre los ramos de los arboles siniestros del bosque al que no me atrevía a atravesar.
Ni me daba cuenta de que el muro de escudos lo formaba el ejercito de almas de mis antepasados, aquellos que no podían romper los patrones que he heredado precisamente para comprender. Tampoco apreciaba a los que me defendían de las flechas de mis paranoias al caer de un cielo azul que elegía ver nublado y oscuro.
Tanto me costó tomar consciencia de la motivación de los guerreros imponentes que no venían a vencerme sino para festejar la victoria más gloriosa de rendirme a aceptar mi realidad. No hay más belleza que sentir el calor del sol sobre mi pecho y abrazar a los que hemos compartido el camino hasta aquí. Hemos navegado los océanos de los tiempos sin más que la voluntad de ser auténticos. Nos hemos perdido en los callejones sin salida en las noches vibrantes de fiesta en las que nos narcotizamos por miedo de despertarnos a este magnífico amanecer.
Este ejército de guerreros intrépidos y valientes somos los que elegimos alejarnos de lo fácil y lo conocido para abrir el camino que nos lleva al claro de bosque para reunirnos con los que siempre han estado, los que un día llegarán y los que exploran otras dimensiones para que nos encontremos en otro Ahora para compartir la sabiduría que vinimos a desvelar desde la inocencia del olvido. Delante de la fogata del amor nos contaremos nuestras odiseas y hazañas entre risas y abrazos en esta Valhala
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