Reliquias
Desde hace años acumulo cosas, recuerdos de momentos en la vida que definieron una parte de quien soy. Buscaba mostrarlas como las heridas que se ven sobre mi piel y las que se han curado o que desvanecieron en el olvido. Nunca he sido materialista, lo mío carece del interés económico, a favor de lo sentimental. Son las reliquias de quien he sido en varios momentos de mi vida.
MI relación con el pasado es de un aparente pasotismo. Lo que pasó pierde su valor cuando siento haber aprendido lo que necesito de la experiencia. Sin embargo, en muchos momentos, traigo del olvido una sensación para recordarme cómo las lecciones me han ayudado a reaccionar de una manera evolucionada y, así, actualizar mi consciencia.
No obstante, no quise extender ese pasotismo a todo aquello que decoraba el lugar que llamaba casa. Seguía libros con personajes que quise ser, discos con canciones que me conectaban con un sentir, objetos que había comprado para recordar lugares que nunca serán iguales. La transformación exige el vaciado de quien ya no soy para que termine de ser quien soy ahora.
El duelo amainó tiempo atrás pero quizá la necesidad de sentirme en casa, no. Mi hogar era un santuario dedicado a las efigies en las que me he escondido. Personalidades estereotípicas a las que agarraba, atemorizado de descubrir quien realmente soy. Curiosamente, muchas eran dañinas, un reflejo del juicio castigador que impedía que me viera tal cual.
Del mismo modo que me he liberado de tener que ser de una manera u otra, ahora elijo vivir sin reliquias y creencias y me desnudo del lastre que traía. No soy vagabundo, sino habitante del aquí y del ahora. No me defino por mi pasado, sino como integro los aprendizajes de antes sin contaminar los sueños de después en la realidad del presente.
