La Máscara de tu Descontento
No todo te tiene que gustar. Parte del misterio de la vida es aprender a gestionar las situaciones que no puedes controlar y aquellas que no salen como esperabas. Es fácil huir de las emociones que no entiendes. Pero, es imposible escaparte
Una sonrisa no enmascara tu descontento. Por mucho que digas que todo está perfecto, se te nota la falta de brillo en los ojos y la magia de la ilusión. Nadie espera que seas de ninguna manera y menos aún de la manera que intentes ser para no generar mal rollo. Si estás harto, comparte tu malestar para que pese menos. Tu gente te lo agradecería, te lo aseguro. Cuando intentas fingir que estés bien, sólo te engañas a ti mismo. No te das cuenta de cargar tu malestar en los que te quieren apoyar.
Exponer tu sentir crea una oportunidad para que aprendamos todos, tú y la gente que te queremos. Desvelar tu autenticidad facilita que te entendamos, tanto nosotros como tú. Hablar de lo que no te gusta es aceptar las partes de ti que tratas de esconder hasta de ti mismo. Para conocer tus placeres es necesario saber tus manías.
Recuerda que si a otra gente le encanta algo ni significa que te tiene que gustar a ti. No eres cualquiera. Eres tú. Sé responsable de averiguar lo que resuena con tu felicidad. La receta no es igual para todos. “Para los gustos se hicieron los colores”. Entonces, hay para todos, incluso para ti.
No culpes a otros por no darte lo que quieres cuando no te aclaras ni tú. No te juzgues por tus preferencias. Son lo que te distinguen e identifican. Sé tú. Eres perfecto tal cual al igual que cada experiencia lo es. Aprende de cómo te relacionas con todo en lugar de agobiarte por intentar conformar a pesar de tu sentir.
