La Libertad es Amarte
La libertad es un concepto que ha sido protagonista de mi vida. Anhelaba descubrir cómo experimentarla. La buscaba en lo ajeno y lo desconocido, sin darme cuenta de estar libre. La fantasía que suplicaba el héroe de The Prisoner, ”no soy un número, soy un hombre libre” ha sido un propósito de mi vida. He huido de la familia y de la intimidad para no poner en peligro mi protagonismo e identidad.
Cuando corría despavorido de que me encerrasen, no tomaba consciencia de que nadie me quería encadenar, nada más que mi miedo. La libertad no es la soledad. Tampoco es la rebelión. Es algo más sencillo y menos misterioso. La tranquilidad que surgió del agotamiento de estar toda la vida a la fuga me animó a observar mi realidad desde una perspectiva diferente. No tengo batallas que ganar o enemigos de los que esconderme.
Cuando miraba a los pájaros volando entre las nubes, envidiaba que no les limitasen las paredes, las mismas que me protegen del frío invernal del que mueren. La libertad que veía en ellos alimentaba la delusión romántica de deambular por el mundo sin responsabilidades o vínculos. Mi destino se encargaba de mostrarme lo que sí es la libertad.
Cuando decidí soltar las expectativas e ideales de antes, sentí el lastre que habían sido desaparecer. Vivir donde quiera porque elijo hacerlo me libera de mis exigencias. Formar mi propia familia con amor por voluntad propia me facilita sanar mi relación con la familia que abandoné por rechazar el papel que me impuse en ella, proyectando la imposición como culpa en mis padres. Crear vínculos desde el amor me permite disfrutar de amistades desinteresadas.
La libertad es amar el camino que he elegido tomar, sabiendo que todo sucede por deliberación mía. Culpar a otros es negar la responsabilidad mía de ser quien siempre he sido, soy y seré.
