La Estatua del Pasado
Cada uno sigue su camino por la vida: Algunos corren para llegar a algún destino que les aleja de sí mismo. Es más fácil fijar la vista en lo ajeno, incluso cuando se trata de una realidad alternativa donde escaparse. Otros que se quedan en alguna bifurcación, una decisión por tomar. En lugar de arriesgarse a aventurar fuera de lo conocido, se queda petrificada en un momento de la vida. La realidad no espera a nadie. Si permaneces en tu pasado, al igual que todo lo que existía entonces, te mueres en vida. Te conviertes en una sombra de ti, incapaz de vivir en el presente que alberga las respuestas a todas tus dudas.
No temas romper la estatua en la que te encarcelaste, eres libre. La única persona que te impide estar presente eres tú. Ese miedo te atrapa en un lugar que ya no te corresponde y que dejó de aportarte cosas hace mucho. Es cierto que te aterra abandonar el guion que te ha hecho sentir con un propósito de vida. No obstante, eres mucho más que alguien que rebusca el cierre de una experiencia que sólo tú mantienes abierta. Cuando te atrevas a soltar ese lastre, tendrás la oportunidad de descubrir tu auténtico propósito y la realidad más allá de la que vivías dentro de tu propia jaula. El duelo era interminable porque era tan irreal como la situación que anhelabas recuperar.
Eres humana y precisamente por esto te duele tanto darte cuenta de que no eres sólo la engañada, sino la que te engañabas también. Esto no es una derrota, sino una toma de consciencia. Por muy real que algo parezca, no es más que la parte que eliges ver de cada experiencia.
Sé valiente y rompe la cadena de tu pasado. Vivir es estar presente y no permanecer en lo que pudo haber sido.
