Estar Presente es Cambiar el Presente
Es clave comprender que estar presente es aceptar que somos cambio. La realidad que vivimos está en un estado incesante de adaptación. Los conocimientos que nos van asentando acompañan un viaje sensorial cada vez más profundo en lo que nos separa del exterior, en lo que existe para que reaccionemos para así conocernos y saber quiénes realmente somos más allá que las fantasías en las que nos vamos escondiendo.
La vida es una carrera de fondo. He vivido épocas como si fuesen tramos muy rápidos. Cada experiencia se funde en la próxima antes de que me dé tiempo reflexionar. Luego hay otras temporadas que son día tras día intentando encajar los aprendizajes en mí. Me observo desde fuera reaccionando con más paciencia y templanza. Quizá lo que denominan ‘sabiduría’ es saber agradecer cada vivencia, aunque me parezca injusta o nefasta.
Nunca me he dispuesto a perdurar en el pasado. Prefiero seguir adelante como sea. Es cierto que hay ciertos incisos en el presente que hacen eco de algo que creía haberme olvidado. Sin embargo, son tropezones que raramente me quitan la mirada del horizonte.
Siempre me ha fascinado perderme en lo que podría ser. Soy consciente de haber ignorado muchas lecciones por haber estado maquinando el próximo capítulo. Suele ser una historia que desvanece como cualquier sueño al despertarme en ese mañana con los mismos dilemas que lastran del hoy que ya es ayer.
Lo que me mantiene vivo es abrirme a los cambios que surgen cada día. El error que he cometido es acomodarme en una coyuntura aparentemente perenne hasta que su permanencia se rompa en pedazos. La resistencia que confundía por resiliencia me ha llevado al límite de la locura. Así aprendí a dejarme llevar por las corrientes de mi aprendizaje, sabiendo que cada cambio me acerca a mi autenticidad, aunque duela. El sufrimiento es no aceptar que así ya no es.
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