Eres Tú
El barullo de la calle se ha quedado en un susurro. Las voces del día a día ya no silencian las que resuenan desde mi interior para recordarme de las experiencias que me han permitido vivir esta realidad trascendental sin miedo y con la alegría de comprender que no es una tragedia, sino un nuevo comienzo. Es una oportunidad única para que despertamos del letargo de habernos resignado a vivir el sueño de lo que creíamos que debería ser.
El rumbo de cada uno es arriesgado si elige aceptar los retos que alberga. He aprendido que cada encuentro es un eco de otro que sucedió en una vida diferente. Algunos son advertencias de algo que aún queda por desvelar cuando esté preparado para experimentarlo. Como aquellos despertares por la noche sin explicación aparente. Tantas veces he sentido una presencia en la oscuridad y temeroso he elegido no percibir las palabras en ese silencio tenebroso. Hasta que decidí abrir mi sentir al mensajero que al final reconozco que viene por petición mía.
No hay fantasma allí, sino la proyección de mi consciencia que me acecha por haberme desviado. Ya no necesito imponer a otros una imitación de la parte de mí que había anulado. Esta soledad de la cuarentena me ofrece claridad. Ahora me reúno con las partes de mí que siempre me han molestado al verlas en otros e amarlas en la integridad de mi autenticidad.
A lo largo de mi vida he visto lo que no comprendía de mí en los fallos de los demás y he anhelado aquello que realmente brilla en mí en las cualidades que atribuía a las personas que parecían perfectas. Me he castigado por no ser de alguna manera, mientras ignoraba las afirmaciones de mi perfección antes de atreverme a mirarme a los ojos en el espejo y decirme, “te quiero porque eres tú”.
