Enamorarme sin Guión
Enamorarte no es como en las películas o en las canciones. Para tomar consciencia de este malentendido es entregarte al desespero del amor tóxico. Hasta que sientas el enganche adictivo con alguien, no te des cuenta de lo insano que es amar así.
Recuerdo la compulsión de mirar el móvil, aunque no haya sonado para comprobar si me ha contestado. Era incomprensible que no me contestara al inmediato. Me atormentaba la sospecha enfermiza de que se me escapaba con otro más merecido.
Pero, el amor no es una necesidad. La necesidad nace de la carencia. Si buscas a alguien que ocupe el vacío dentro de ti, lo llevas mal. Sólo entendí esta sencilla realidad cuando conseguí soltar el rechazo de mi autenticidad por muy diferente que fuese al personaje que habrá creado para esconderme. Tuve que elegir: Asumo la responsabilidad de mi vida o la vivo como si fuese una película, sin poder ni conocerme, ni ser quien realmente soy.
Entonces, entendí que enamorarme es conocerme y no temer ser quien soy. Cuando te conocí, me acepté y aprendí a compartir nuestra autenticidad con tranquilidad. Si eliges estar conmigo es por quien soy y si permaneces conmigo es por lo que aporto, aunque me cueste reconocer lo que ves en mí. Somos dos estrellas que brillan sin ánimo de deslumbrar a la otra o del mismo modo quedarnos a la sombra de la otra.
Estar enamorado no es anhelar la presencia de la pareja sino estar presente tanto cuando está como cuando no. Es disfrutar de ser yo y soltar la compulsión de adaptarme a lo que creo que necesites o desees.
Estamos en el ojo del huracán, un lugar de paz desde donde observamos el caos que nos rodea. Estar aquí contigo me ayuda a permanecer en calma a pesar del barullo. Entiendo que es el único lugar real. Lo demás es un enjambre de recuerdos y exigencias. Contigo aprendo a estar por estar y ser por ser. Elijo quedarme a tu lado sin sentir obligaciones o imposiciones. No hay culpa, sino la responsabilidad de ser coherente, de amar y dejarme amar.
