El Odio es la Ignorancia
Desde la infancia, me plagaba la sensación de ser marginado. Mi familia me ofrecía un nido de amor en una sociedad enferma. Siempre hemos sido una fuerza unida a pesar de las diferencias. Las cuales hemos observado e integrando, sabiendo apartar todo aquello que se podría etiquetar como divisiones para apreciar lo que nos hace lo que somos: la pertenencia del amor.
Mi viaje personal me alejó de mis raíces geográfica y emocionalmente. Necesité distanciarme, primero a otra ciudad y, después, a otro país para comprender mi sentir como paria. Desde allí, conseguí aceptarme tanto por quien soy, como parte de la consciencia que compartimos. El tiempo y la distancia nos ha hecho acercarnos y apreciarnos indiferentemente de las circunstancias externas que podrían afectarnos y manipularnos a comprender la vida de otra manera.
Observo la pandemia de la sociedad con pavor. El virus que realmente se apodera de nosotros es el odio. En tiempos de pérdidas económicas y, aún peor, vitales, me abruman los mensajes cargados de ira y de culpa. Tantos rebuscan definiciones para diferenciarse de otros y, así, justificar la responsabilidad de las calamidades contemporáneas. Los hay que reavivan guerras que acabaron hace décadas o, incluso, siglos para identificar a los que llevan la culpa por los horrores que vivimos. También los hay que no saben colaborar por no aceptar un cambio que pesa para ellos con el significado aplicado como ‘derrota’.
Me he movido entre gente ajena a mí y he sabido aprender de cada persona y de su perspectiva. Algunas cualidades he integrado en mí, otras he identificado en mis proyecciones en ellos. Pero, lo que más he aprendido es que desde el odio y la diferenciación no habría apreciado nada de esto y nada habría aprendido.
La diferenciación te distancia de tu realidad y el odio te consume el deseo de vivir desde la emoción. Todo es perfectamente imperfecto, tal y como tiene que ser para que lo sientas de la manera que pide tu alma para que te despiertes y disfrutes del mejor regalo del universo: La vida.
