El Odiar: Tan Fácil como Limitante
Hay un momento en la vida cuando la inocencia de la infancia cede paso a una amargura, un odio que contamina a la gente y transforma el amor en prejuicios y culpas. Es un proceso silencioso que avanza con la introyección de opiniones ajenas en tu identidad y tus valores. Aparece un desprecio hacia otros que, de niño, jamás se te habría pasado por la cabeza. Es más fácil culpar a otros por tu malestar y aquello que te separa de una vida idílica y plena.
Al diferenciarte de los demás, creas explicaciones por tus incomodidades y soluciones carentes de sacrificios y esfuerzos. En la ausencia de la responsabilidad de mejorar tu realidad, culpas a otros con todo el odio de la decepción que sientes por no ser el personaje del disfraz de tu máscara.
El desespero fomenta oleadas de acusaciones, odio y prejuicios a los que no comparten tu manera de comprender la vida. Por sentirse identificado con otra creencia, otra sexualidad, otras preferencias o perseguir otros objetivos demonizas a los extraños como si te alejasen de tus necesidades.
Se te olvida que el gran aprendizaje de la vida, tal y como dice el refrán, “cuanto más viajo, menos sé”, es apreciar las diferencias que existen en otras culturas para que enriquezcan tu perspectiva. Una misma situación se puede observar desde muchas vistas, cada una alberga informaciones distintas y complementarias. Conocer con curiosidad a otros puntos de vista premia con tomas de consciencia imprevistas.
Todo comienza con una mirada hacia tu interior y reconocer lo que te gusta de ti y lo que no. Nadie es perfecto, pero tampoco somos tóxicos per se. La inteligencia emocional es aceptar la diversidad de maneras de apreciar la realidad que percibes como auténtica y también darte cuenta de que la realidad tal y como la ves, no es más que tu manera de comprender las experiencias. No hay una realidad absoluta, tampoco hay una manera correcta de interpretarla. El viaje de la vida consiste en experimentar caminos alternativos que finalmente te conducirán de vuelta a tu esencia.
