El Destino es el Camino
"Hasta la vida más feliz no se puede medir sin unos momentos de oscuridad, y la palabra feliz perdería todo sentido si no estuviese equilibrada por la tristeza" Carl Jung
El arte del reencuadre del eneatipo siete se expresa en su manera de encontrar el aprendizaje en los sucesos que van a contracorriente de lo esperado.
La segunda dosis de la vacuna de Covid-19 no repitió la experiencia de la primera. Esta vez no pude seguir con mis rutinas cómodas. Estoy acostumbrado a seguir dando sesiones de terapia o formaciones indiferente de cualquier malestar, sin prestar atención. Sin embargo, incluso me vi obligado a faltar a mi batalla diaria, con el arma letal del CrossFit contra el desequilibro entre mis polaridades.
El guerrero se arrodilló en casa en el abrazo del niño sensible. La introspección típica de no deber envidiar la vida de nadie, pronto dejo paso a algo más profundo y auténtico. Estar presente no es sólo soltar las anclas del pasado y las exigencias del futuro, sino darme cuenta de la riqueza del presente.
Amo mi barrio, mi gimnasio, mis charlas con los vecinos, los conocidos y con mi pareja. Cumplo mi rutina diaria convencido que es la mejor. Pero, desafiar de mis marcas deportivas nunca saciará mi sed de conocer mi realidad. La Latina no tiene que ser el único lugar donde puedo comer y pasármelo bien, ni Madrid contiene la sabiduría que desvelará quien soy.
Entonces, cedí a alternativas. No entrené durante cuatro días y no me he quedado raquítico. Paseé con mi novia por otro barrio donde cenamos en un restaurante desconocido y renací.
Las rutinas no sólo son tareas, sino también son los lugares donde me arropa la comodidad de no tener que orientarme o, peor aún, pedir ayuda. Hay un placer exquisito en perderme para volver a encontrarme. Soltar lo conocido es abrirme a apreciar la abundancia de aprendizajes que me rodean. Deambulo porque el destino es el camino.
