El Círculo
La vida es mucho más de lo que ves en el círculo que creaste. No es sólo por comodidad que dibujaste ese símbolo para limitar tu realidad, sino por miedo a lo que podría existir fuera de ello. El afán de control parece más real cuando ejerces dentro de un panorama restringido.
Hay belleza allá donde mires y es la tentación que arriesga tu confinamiento. La perfección no es aquello que impones a lo que te rodea, sino creer en las oportunidades que abundan en lo que desconoces o en lo que no aprecias precisamente por no poderlo controlar.
El guión no está escrito. Tu vida es más que la función que asignas a ella. No eres un tren que se abalanza hacia tu muerte, sino un niño que juega al venturero. La inocencia que tanto has castigado es la que desvela la alegría detrás de cada descubrimiento. No necesitas viajar a tierras lejanas para aprender lo fantástico. De hecho, esos viajes sólo los aprecia aquel que no teme abrir sus sentidos a la riqueza del paraíso en el que reside.
Romper las rutinas diarias es fugarte de la cárcel en la que te has encerrado. Te esclavizas a las obligaciones que riges para mantener el control dentro de tu círculo. Por mucho que te quejes, sólo tú puedes cambiar la actitud del tirano en el que te has convertido. Tu libertad depende de tu amor propio, de tu disposición a quererte tal y como eres.
No eres tus fallos. Eres un aprendiz, ansioso para aprender de las lecciones que la vida te otorga en cada experiencia y en cada encuentro. Eres el faro que alumbra la noche que transitas y no te culpes por querer aprender, aunque te duela. Lo difícil es lo que más te aporta y siempre has sido valiente, incluso cuando dudabas de ti.
