El Amor desde el Amor
Hay un conflicto dentro de cada persona que intenta conectar con su autenticidad. Conocerse más allá que los introyectos e ideas ‘prestadas’ de su identidad para encajar, exige reconocer al ser luminoso que escondes detrás del disfraz exquisito que llevas. No importa si consigues convencer a otros que eres así, el problema es cuando trates de manipular cómo te ves a ti mismo.
Se puede hablar de una autoconsciencia inmediata (Self-awareness) y una autoconsciencia (Self-conciousness) como dos estados parecidos. Pero, enfrentados. En primer lugar, se siente un gran placer al conectar con tu cuerpo y la esencia de tu ser cuando desempeñas cualquier actividad. Sin embargo, conviertes la actividad en el protagonismo, te haces cómplice del público que imaginas que tienes y sufres la crítica mordaz de ti mismo.
Es importante recalcar que el egoísmo como tal, no es malo. Es decir, cuando haces algo por y para ti, enriques tu existencia y, por tanto, lo que compartes con tu gente. El problema es cuando pierdes el instinto de hacer lo que te apetezca por lo que dirán. Así es cuando tu autoconsciencia te castigará y te abre una alternativa en la forma del falso altruismo, el sacrificio a favor del bienestar ajeno.
Si realmente te interesa cuidar de tu gente, has de estar en condiciones para hacerlo. La asertividad nace de ser consciente tanto del estado de ti mismo, como el de las otras personas involucradas en cada experiencia. No es suficiente apagar tu fuego para alumbrar la oscuridad ajena. Llega a ser intrusivo mostrar a algunos aquello que no quieren ver.
Aceptar quién eres es la tarea ardua que suele abarcar toda una vida. Pero, es tu responsabilidad darte cuenta de tus deseos y necesidades y respetarlos antes de pontificar lecciones de vida a quien te quiera escuchar. Cada experiencia es una lección más que pretende quitar otra capa de te separa de tu autenticidad.
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