Cumpleaños Feliz
Como tantos, los números de contagiados cada semana carecían de un sentido porque vivía en la comodísima ignorancia del Covid. La frase, “soy vikingo. Esta mierda no se había inventado en mi época” era mi excusa para permanecer en la seguridad que nunca me tocaría a mí. Aunque criticaba a los negacionistas, compartía algo de su delusión de la gravedad de esta pandemia. Quizá la saturación de información nefasta apelaba a mi optimismo ciego.
El confinamiento ha destruido mi profesión. También, me regaló la oportunidad de estudiar y de aprender a estar solo sin sentirme solo. El trabajo volverá. Los fallecidos, no.
Era reacio a vacunarme porque odio las agujas. Sin embargo, no estoy solo en este mundo y no arriesgo la salud de mi familia, mis amigos o de mis pacientes. Aún así, finalmente recibí un regalo de cumpleaños que jamás esperaba: 39 de fiebre por el Covid. Hasta la sangre vikinga es susceptible a este virus.
Si no me hubiese vacunado, no quiero ni pensar como habría sido la pesadez del pecho y el dolor de las articulaciones. Con la pauta completa, ha sido muy breve y bastante leve. He seguido entrenando como sea en casa, sin poder ir al box. No obstante, me ha impedido asistir a un evento trascendental en mi vida, me ha separado de mi novia cuando más me necesitaba.
El Covid no entiende de lo sano que estés, el cuidado que tengas con la mascarilla o la vida que lleves. Cuando te toca, te toca. Ojalá seas sensato y estés vacunado cuando te contagies. Cada persona que se niegue a enfrentarse a la realidad de esta enfermedad pone en riesgo la vida de otros. No te vacunes por ti, hazlo por tu familia, por los sanitarios que te tengan que tratar, por los niños que morirán antes de nacer o por los ancianos que fallecen aislados del mundo.
