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La Ceguera

Wild River prayer

Hoy me lavo los ojos no sólo con el jabón de todos los días, sino con la toma de consciencia que ha abierto un claro en el sendero de mi aprendizaje. Ya no me juzgo por la ceguera que me ha condicionado la vida, desde que las lágrimas de mi infancia formaron la herida que tapó mi visión. Entiendo que así me protegía de las miradas que interpretaba como las dagas con las que yo mismo me abría las mismas cortes cada vez más profundas.

Hoy abro los ojos como lo hice al salir de la seguridad de mi madre para ver la realidad que he creado con honestidad y de una forma recíproca. Tantas veces he ignorado el Amor de la persona delante de mí por no ver más allá que la proyección que quise imponer a esa persona, el personaje que quiere derrumbarme, que no me puede comprender y, menos aún, amarme.

Con la nueva confianza que he encontrado en la luz que siempre me ha guiado incluso en la soledad y el frío de la Noche Larga del Alma, me abro a sentir como me deslumbra el brillo de la luz en olas de colores más bellos que el jardín más paradisíaco. Prometo no volver a hablarte sin mirarte a los ojos para compartir tu sentir, para que no se pierda todo lo que te quiero transmitir desde mi alma. Nunca más perderé las preguntas que llenan los silencios que no sabía decorar con la transparencia de mi honestidad en lugar de convertir en la lectura de la sentencia de la condena que te invitaba a pronunciar para recordarme que no te merezco.

Con los ojos como platos, estoy aprendiendo no sólo a verme a mí, sino a mirarte a ti carente de las capas de idealización para comprender todo lo que aportamos a la vida de cada uno. Ya no lucho para que me veas porque me observas con el Amor que compartimos y que alimenta la conexión que se creó vidas atrás para que trascendiésemos el patrón que no nos dejaba ver lo maravilloso que somos.

Wild River CrossFit

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