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¿Cómo se caracteriza el comportamiento tóxico?

Hoy en día se habla con frecuencia de la gente tóxica y las relaciones tóxicas. En realidad, no es nada nuevo, sino una forma novedosa de referirse a un problema social que nos ha afectado negativamente desde que formamos tribus en las cuevas para sobrevivir los inviernos fríos.

Lo importante es identificar a las personas que potencialmente nos puede perjudicar. Sobre todo, al tener en cuenta que a menudo conocemos una parte de alguien que fomenta confianza y buen rollo. Es con el tiempo que sacan las personas intrínsecamente negativas sus comentarios nocivos y perjudiciales.

Aquí hay un listado de las características principales que deberían provocar cautela al iniciar conversaciones con gente nueva:

  • Esponjas emocionales

  • Fomentan que compartamos su malestar

  • Un exceso de victimismo

  • Se adaptan al rol de víctima

  • Manipulan la realidad

  • Imponen su criterio sin respetar a los demás

  • Adaptan sus principales al objetivo actual

  • No admiten la culpa

  • Incoherencia en los actos

Ahora, profundizamos algo en lo que significa cada faceta negativa:

Esponjas emocionales: Debido al hecho de que no pueden conseguir la satisfacción emocional, buscan sacar de los demás. En las relaciones, tanto de amistad como sentimentales, no aportan nada positivo sino van buscando lo negativo y abundan las quejas de una forma que sugiere la paranoia, inmadurez o egoísmo.

Fomentan que compartamos su malestar: El término tóxico, del que hablaba Albert Bernstein en “Vampiros Emocionales” se refiere a su talento para intoxicar a la gente con quien habla. Como cualquier narcótico, hay un interés inicial que atrapa al oyente hasta que se dé cuenta de replicar el estado de apatía o frustración de la persona tóxica. Al caer en la trampa, es complicado salir de allí por un sentimiento de deber acompañar al otro que nos lleva a lo siguiente.

Exceso de victimismo: la gente tóxica se basa en no tener la culpa de nada. El destino va en su contra. Todo lo malo que les pasa es por ser víctimas del destino y de la malicia de los demás. Está claro que la gente normal suele optar por proteger a los desfavorecidos. Es una técnica de manipulación por excelencia por producir pena. Cuando sientes pena por alguien, sueles dejarles margen de error en los actos y ser más permisivo.

Se adaptan al rol de víctima: El arte de esta manipulación es observar la situación y al otro para averiguar cómo poder apelar a la empatía suficiente del otro. A menudo, utilizan la técnica para hacer sentir culpable al otro por hacerles sentir mal. En motivo es para atrapar al otro en un falso deber rescatar o exculpar.

Manipulan la verdad: Las adaptaciones de rol exigen un manejo perfeccionista de la mentira y el empleo del lenguaje confuso. Son expertos en dar la vuelta a la realidad para que apoye su estado de víctima y desfavorecido. Llevado a un extremo, pueden desequilibrar al oyente con un cumplido seguido por un ataque personal y así manipular el estado emocional de otro.

Imponen su criterio sin respetar a los demás: Su realidad es una distorsión de la de cualquier otra persona. Con lo cual, no admiten criterios ajenos por el peligro que puede suponer a la solidez de la suya. Por lo tanto, las opiniones de los demás caen en la clasificación de la incomprensión o la ignorancia.

Adaptan sus principios al objetivo actual: Una gran incoherencia de la gente tóxica es cuando se aplican un marco de valores y principales relevantes al objetivo que quieren sacar en un dado momento. Entonces, no es de sorprender cuando la gente así muestra un cambio sorprendente en la forma de ser al variar la meta que quiere conseguir.

No admiten la culpa: Estos cambios los pueden hacer por su falta del sentimiento de culpa. No se ven con la responsabilidad de ser coherentes, respetar las opiniones de los demás o, incluso, tener en cuenta el efecto de sus actos en los demás. La libertad otorgada por tal actitud les permite vivir en un estado de incoherencia con la realidad de los demás y una desconexión con los sentimientos de los demás. Por lo tanto, pueden aumentar su sentimiento de ser el que más sufre.

Incoherencia en los actos: Una característica que sobresale es el resultado de su falta de creatividad. A menudo se encuentran con una resolución propuesta por alguien cercana. Con la imposibilidad de contrastarla, se muestran agradecidos e incluso dedicados a seguir el proceso de saneamiento. No obstante, para la frustración de los demás, se nota que no hacen ningún esfuerzo para mejorar la situación por un deseo de mantenerse en la comodidad del victimismo.

Con lo anterior, propongo equipar a la gente con los medios de identificar a la gente tóxica para poder evitar contacto con la misma. Por muy fácil que parezca, es una tarea compleja por el arte de manipulación e intoxicación de la gente así. Todos hemos acompañado a una persona así en el camino hacia su propia ruina, con su intención de llevarnos al abismo con ella. Lo imperativo es entender que no ayudas a esa persona al compartir sus penas, ni en ofrecer los consejos para mejorar el sendero de su vida. Lo mejor que puede hacer con una persona así es alejarse de ella. Necesita ayuda profesional y unos cambios personales que sólo pueden generarse por motivación intrínseca.

Referencias:

Berstein, Albert J. "Vampiros Emocionales" (EDAF - 2001) ISBN: 9788441409224

Riso Walter "Desapegarse sin anestesia: Cómo fortalecer la independencia emocional" (ZENITH - 2015) ISBN-13: 978-8408136651

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