El Faro del Paraíso
Desde que me acuerdo he padecido pesadillas dantescas con violencia tremenda. No se me olvidará la primera noche que luchaba en una cuidad francesa a finales del siglo dieciocho para que no llevasen a mi familia a su cita con la Mademoiselle Guillotina. Todavía recuerdo el trazado de las ruedas de la carreta en el charco de sangre en el que yacía con la mano alzada mientras daba los últimos suspiros. Desde la infancia me atormenta la escena con adaptaciones acorde con las últ