Libérate
La libertad no es un estado, sino una actitud que nace dentro de uno mismo. Hoy dicen que puedes volver a pisar la calle que te arrancaba del manso de paz que es tu casa. En seguida la anticipación se disipa al darte cuenta de que sigues encarcelado dentro de tus propias limitaciones. Podrías aventurar hasta el rincón más escondido del mundo y seguirías detrás de las rejas de las exigencias de ser lo que no eres.
La sensación del sol sobre tu piel después de cuarenta y nueve días en casa te recuerda de aquella sensación de acabar el año escolar. Entonces eras un niño protagonizando tus fantasías, emocionado por la intensidad del sentir. Empezabas un verano liberado de la rutina para explorar tu ser. En el papel del héroe, no temías expresar tu autenticidad a través de las odiseas que interpretabas. Allá te sumergías en la respuesta a tu verdadero sentir.
Años después, esas fantasías sólo existen en las series que ves o en los libros que lees. Has aprendido a alimentar tus deseos con las historias de otros y existir en una celda oscura y fría condenado a una muerte en vida. Cumples con las responsabilidades a las que has elegido someterte.
Hoy es el día que puedes romper las cadenas oxidadas que han cicatrizado tu piel cuando has intentado escapar de esta prisión. Rescátate y libérate. La llave siempre estaba en tu mano. Sólo tenías que abrir tus dedos para destapar la llama de pasión que incendió la alegría de aquel churumbel que eras y que sigues siendo. Lanza esa luz para alumbrar tu oscuridad y así abre los ojos de nuevo para ver el paraíso de tu sentir, el oasis que habitas. Corre y salta entre los robles de tus emociones y vuelve a ser el héroe que eres.
