Las Losas Sabias
Es muy fácil ignorar que siempre hay una elección. El único responsable de interpretar lo que te sucede eres tú. El propósito de cada suceso se pierde entre el victimismo y la envidia. Es tan sencillo culpar el sol de cegarte sin tener en cuenta que son esos rayos aquellos que te calientan la piel.
De la misma manera que las lecciones que te trae la vida te desvían del rumbo que has cogido precisamente para que veas que aquel no es el que corresponde y no te permitirá acercarte a ti, sino es el que te alejará de tu hogar, de ti.
Te inculcaron la importancia de sentar las bases de tu camino vital sin explicarte que tu responsabilidad no es construirlo con las piedras de otros, sino leer las inscripciones en los cantos que la vida te desvela con cada experiencia. Hay mensajes que resultarán incomprensibles ahora, pero cobrarán sentido en el contexto del manuscrito que decora las losas que pisas.
También hay lecciones que querrás rechazar o no entenderás qué tienen que ver contigo ahora porque aún no estás preparado para ellas. Cuanto más desafías del aprendizaje que te ofrece cada suceso, más te consumirá la rabia y el odio. Aunque todo tenga un propósito, a menudo se pierde en la maraña de opiniones que formas acerca de ello. Recuerda que muchas observaciones ni son tuyas, sino las que has recogido de las conversaciones con los que te rodean.
Siempre hay una elección. Por mucho que te centres en lo que consideres lo correcto, la sabiduría yace en cada experiencia. Tu responsabilidad es elegir sentir desde la aceptación de que todo es lo que es y llegará cuando corresponda según tus necesidades auténticas. Más allá que los deseos vacíos con los que esperas encontrar por fuera lo que no ves dentro de ti.
FOTO: Angelillo (Pinterest)
