La Rutina Evasiva
La rutina es la bendición que te permite ignorar la voz que hace eco dentro del efigia en el que te has convertido. Los sueños del niño que sigue dentro de ti invaden tus sueños y te recuerdan que continúan vivos por mucho que intentes corregirlos con desayunar lo mismo a la misma hora todos los días antes de ocupar la mesa donde repites las tareas que odias tanto que deseas que llega el sábado para sentirte ‘libre’ de tu propia cárcel.
La cuarentena anula tus excusas. Hoy no tienes que poner ese traje, ni tienes que correr al metro o escuchar las peleas de políticos en la radio. Tu único acompañante es ese niño que ignorabas, aquel que ves llorar en un rincón de la casa de tu infancia que abandonaste. Ese niño te ama incondicionalmente y llora porque no le escuchas. Nunca perdió la esperanza de que llegara este momento. Sólo te quiere contar secretos que encenderán las luces del palacio de tu autenticidad.
Te siente cerca y el peso de tu mirada cae sobre él. Elige escuchar cómo te explica la elusiva respuesta a aquella pregunta de “¿Quién eres?” que tanto te ha costado contestar al mirarte en el espejo. Nadie más que tú entiende el lenguaje de su sentir. Habéis esperado una eternidad para miraros sin distracciones o excusas y sabes que lo que te va a relatar te cambiará para siempre.
No temas tu realidad. Atestigua aquel demonio monstruoso que creaste en tus pesadillas que es un pobre crío cuyo único requisito es sentir tu abrazo amoroso y que atientas mientras te recuerda la pasión que habéis tenido siempre por aquella vida que quisiste experimentar antes de introyectar las creencias de lo que deberías ser. Comprende que su voz es la tuya y sus deseos también lo son. Eres aquel niño y siempre lo has sido. Has vuelto a tu paraíso del sentir y no tienes porque abandonarlo más. Sé quien siempre has querido ser.