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El Destino es el Camino

La vida es una odisea con desafíos inesperados con cada paso que das. Lo más misterioso sucede cuando te das cuenta de que cada obstáculo es exactamente el que necesitas en el momento más adecuado. El que deambula no lo hace por estar perdido, sino para encontrar su propio rumbo.


Desviarte de aquel sendero que has alumbrado con las expectativas inalcanzables no es perderte, sino liberarte de la esclavitud de remover cielos y tierra en busca de la felicidad en lo material o en los logros que sólo te sirven para alejarte de ti.


El sol cruza el horizonte cuando sale por la mañana y lo puedes seguir hasta que se pone y te quedas solo de nuevo. Pero, la luz que brilla dentro de ti nunca te ha abandonado. Jamás te ha marcado hacia donde ir ya que realmente ya estás allá en el paraíso del sentir.


La lección del nómada es soltar el concepto de un destino que alberga de lo que careces ahora. Esa falta es el deseo de lo innecesario, una condición inexistente. El materialismo promete que la felicidad está en la compleción. Consiste en tapar las heridas con ropajes exquisitos y poseer objetos de gran valor. Todo lo que embellece la ignorancia.


No eres ignorante por no saber quien eres, nadie lo sabe de verdad. La sabiduría se gana indagando en esa misma pregunta: ¿Quién eres? En esta vida no hay un arca que alberga los secretos, sino el proceso de concienciarte de tu propósito que es volver a ti. Desnudarte emocionalmente es desvelar la realidad que has elegido protagonizar precisamente para entenderte.


En el ojo del huracán se aprecia la perfecta tormenta que creaste para arrancar de cuajo las creencias limitantes e irrelevantes que no te dejaron ver la belleza del presente en el que yace todo lo que necesitas para sentirte verdaderamente feliz.



Foto: David Billings (Pinterest)

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