El Desafío del Espejo
La última vez que te miraste en el espejo ¿te atreviste a preguntarte quién eres? No es lo mismo que ¿Quién crees que eres? Esa no es una pregunta, es una acusación, una amenaza a tu identidad. Lo único que te cuesta más que mirarte a los ojos sin más es desafiar de la imagen que creaste para languidecer en la comodidad de caminar hacia un horizonte donde yace la felicidad, esa que no ves en tu entorno por el deslumbre del sol al que no quitas ojo.
El sufrimiento y la ceguera son indiferentes. Son las herramientas que te permiten permanecer no sólo allá donde estés, sino anclado a la butaca del cine que proyecta la historia de una vida que jamás era tuya. Las palomitas ya ni saben a nada. Pero, sigues comiéndolas, creyendo que te harán feliz, como los personajes superficiales de aquella película banal que finges disfrutar.
¿Qué te impide pellizcarte? Sabes muy bien cómo acaba la película y el vacío que te hace sentir. Imagina aquello que sucede más allá de las paredes del cine. Hay un universo repleto de experiencias fabulosas esperándote. Es cierto que las hay que te destruirán y harán derrumbar las expectativas que hace tanto estableciste. Pero, de esa manera, te liberarás de toda noción de la irrealidad que perseguías. Es tu realidad y el desafío de posicionarte en ella con aceptación y autenticidad.
Dicen que la suerte favorece a los valientes… Pero, la suerte no existe. Cada experiencia te llegará para acercarte a la autenticidad que requiere esa pregunta que tanto te cuesta contestar. El paraíso que anhelas encontrar en algún espejismo por allí está justo donde estás ahora mismo. Sólo te falta abrir los ojos y tomar consciencia de su belleza y su perfecta imperfección.
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