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El Derecho a Sentir

¿Cómo puedo quejarme cuando los hay que ni tienen para comer?


Tantas veces te has menospreciado con esta reflexión que te impide abrazar tu sentir. Categorizar es la pericia del ego que sirve para desviar la atención del presente. Este pensamiento sirve para comparar tu coyuntura con otra que has inventado o, por lo menos embellecido para herirte.


En realidad, ni te viene, ni te va la situación de los que “ni tienen para comer”. Más te preocupa que no te vean como egoísta o quejica. Es sumamente convincente cuando recitas esa reflexión desechable ya que te aleja de la responsabilidad de reconocer tu huida del presente. Entonces, resta importancia al enfoque que dedicas al pasado que nunca fue o el futuro que no controlas.


La sensación que te encoge el corazón y te nubla la vista con la promesa de vivir el sueño inexistente es precisamente la que te encarcela en el ojo del huracán. Fuera del alcance del vendaval de tus dudas existe el paraíso del sentir. Un campo abierto de experiencias por vivenciar y para conocerte de verdad.


No temas aceptar tu frustración con la realidad que habitas. Eres tú quien la creyó para que comprendieras que no eres aquel que pretendes emular. Existe precisamente para que vuelvas a expresar tu autenticidad. Estabas tan perdido en el mundo onírico que el lenguaje de tus actos se transformó en un idioma ajeno de sonidos confusos e ininteligible.


Reconoce tu sentir a través de la tristeza que despertará tu corazón, la ira que te impulsará a actuar y el miedo que te abrirá los ojos a la realidad que te sorprenderá con la felicidad que hay en ella. Hay belleza en todo lo que te rodea cuando aprendas a apreciarlo por lo que es y no por lo que creas que debería ser.



IMAGEN: Oscar Gustav Rejlander (Pinterest)

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