El Camino Sinuoso
Me encuentro debajo de las nubes del odio que se acumulan en estos tiempos de desespero. Las gotas ácidas que caen de ellas son de la fuente del odio que fomentan los que aprovechan de la frustración para bajar la vibración de todos.
Elijo no seguir la corriente, me rebelo contra esta enfermedad, esta parálisis, esta ceguera. Nací, como todos, para sentir por mí y no por lo que me diga cualquier otro que no comprende mi mirada. Mientras atestiguamos la caída de la realidad en la que nos habíamos acomodado, me dedico a construir una nueva basada en el amor. A plena luz no existe la culpa, ese fenómeno de responsabilizar a otros por tu falta de iniciativa. Cada uno tiene lo que necesita y los medios para conseguir lo que le falta para reencontrarse con su autenticidad.
El camino no es el más sencillo. Para conocer tu desnudez emocional, hay que atreverte a quitar el ropaje que la esconde. El vestimento elegante carece del valor monetario que le han designado. La belleza del amor no requiere elaborarse con joyas y extravagancias. El que quiera acercarse a sí mismo tiene que estar preparado a caerse una y otra vez para levantarse ensangrentado y desafiante.
Habrá personas que aparecen en tu camino para retarte con propuestas tentadoras, como las sirenas de leyenda. Aquellas que te llevan a la derriba. Allí está la valentía que dudabas poseer para resistir la interferencia. Habrá situaciones que destruirán las partes de ti que te limitan y dolerán las muertes y las despedidas de todo lo que no te corresponde.
Al final, cuando tomes consciencia de tu autenticidad, entenderás lo fundamental que haya sido cada impedimento, sobre todo los más sufridos que son los que te arrastraron de tus excursiones al olvido de vuelta a donde siempre has estado, pero con tus ojos abiertos de para en par frente al paraíso de tu sentir.
