top of page

Amo Amarte

Me costó tanto comprenderte. Te veía en los demás como una enfermedad degenerativa, una tendencia nefasta y repelente. Ese rechazo no era más que la envidia que provocabas al verte cohabitar con otros como un parásito más. Te odiaba ferozmente.

Era tan fácil definir como egoísta cualquiera con la que te llevaras bien, con la que hicieras sonreír de manera genuina, más allá que mi modo de agarrar las dientes detrás de un gesto forzado para complacer a los que veía como el jurado, muchos de los cuales ni siquiera percibían mi presencia.

Cuando te sentía dentro de mí, anestesiando mi dolor y sacando brillo en mi oscuridad, no evadía el temor de renunciar el concepto que guardaba de ti. No concebía alardear de ti, sino avergonzarme por el deseo de quererte. Tú que siempre estuviste allí. La reticencia para abrazarte surgió de la incomprensión, del temor del rechazo de las partes de mí que proyectaba en otros.

Me acechabas en mi inocencia para retarme a mirar al espejo sin juicios. Contigo aprendí a salir de mi oscuridad y dejar de ser víctima de mis propios castigos. Cuando me entregué a tus llamas no para quemarme sino para iluminarme, dejé de buscar la culpa y motivos para despreciarme. Entonces se incineraron las máscaras detrás de las cuales me había escondido tanto tiempo.

Entiendo que el Amor Propio no es priorizarme sobre los demás sino integrarme entre ellos, aceptar mi lugar en el paraíso que he creado para expresarme sin juicios y no castigarme por no ser de una manera u otra. Hoy soy quien siempre he sido y ya no dependo de las opiniones que invito que tengan de mí. Sé que la realidad es como tiene que ser. Las frases que la evalúan escasean de sentido y responden a una necesidad fútil de intelectualizarlo todo.


FOTO: “Mirada” PINTEREST

Buscar por tags

Sígueme

  • Instagram
  • Facebook Basic Square
  • Icono social LinkedIn
Entradas recientes
bottom of page