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Anclas al Pasado


Ancla al Pasado

Al andar por un sendero sinuoso que pasa por el bosque de la vida, a pesar de las señales que nos orientan en las decisiones con las que la vida nos desafía, es muy fácil perderse. Así, por muy adentro de los árboles que lleguemos, es tentador echar la mirada hacia atrás, hacia lo conocido, cuando los caminos parecían más amenos. Hay donde nos quedamos más de la cuenta indecisos, bifurcaciones en las que fuimos por donde no era, sitios donde nos sentíamos auténticamente perdidos. Pero, era lo que conocíamos y, por eso, nos daba una cierta paz, aunque nos derrumbase en su momento, desde aquí todo parece más llevable al mirar atrás.

Comprenderse a uno mismo es una tarea aterradora. Elegir siempre el camino hacia lo desconocido a ciegas y, más aún con el orgullo de querer hacerlo solo, es agotador. Descubrir sentimientos nuevos e integrarlos en una vida que está transformándose continuamente es como leer un libro mientras las palabras aparecen delante de tus propios ojos.

Salen fantasmas del pasado desde entre las grietas de dudas que desafían la solidez de las resoluciones de los cambios que efectuamos para avanzar en nuestra transformación personal. El miedo de abandonar lo conocido potencia el efecto de las personas o las situaciones que nos anclan al pasado. Vivencias que marcaron un momento con unas lecciones contundentes para nuestro desarrollo. Una persona que nos desveló una parte íntima de uno mismo o un evento que nos provocó un daño incurable que, así, abrió una herida que llevaríamos de por vida. Nos cuesta darnos cuenta de que hicimos lo que pudimos en ese momento sin el conocimiento que tenemos ahora de uno mismo y nos plagan los arrepentimientos. Así, nos quedamos atrapados en reflexionar en cómo teníamos que haberlo hecho y a ver si podemos, de alguna manera, cerrar esa situación desde el lugar al que hemos llegado ahora.

Por una parte, parece sanador poder aplicar la sabiduría que adquirimos con las experiencias de la vida a lo que nos ha sacado de nuestro centro allí atrás. Pero, suelen ser las lecciones cuya aplicación nos dio esa misma sabiduría y, como consecuencia, no podemos cambiar nada, sino aceptar lo que pasó tuvo que pasar para poder llegar hasta aquí. Además, la introspección involucrada nos obliga a parar como un caballo amarrado a un poste, atemorizado por si llegara una tormenta. Son estos momentos que se nos olvida que el pasado ya no existe y, por tanto, no se puede cambiar. Las personas o las situaciones que recordamos son creaciones de la mente y sólo valen para lo que nos enseñaron entonces o cómo podemos interpretar el efecto emocional de esas experiencias en el contexto de lo que vivimos hoy en día y, como consecuencia, integrarlo en nuestro proceso de aprendizaje.

Así, lo que nos muestran las anclas al pasado es la importancia de la aceptación de lo que pasó tuvo que pasar y lo que es ahora es lo que tiene que ser. El pasado era un ensayo para la gran obra que es lo que estamos viviendo en este momento. La vida nos ha impuesto situaciones incómodas y nos ha colocado a gente en el camino que nos ha hecho sufrir para que aprendiéramos de la experiencia y consiguiéramos indagar lo suficiente en un mismo para poder seguir por este camino de aprendizaje que llevamos en la vida. Mirar hacia atrás no nos permite ver lo que tenemos por delante para experimentar en este momento, no nos deja aprovechar de la realidad que nos regala el Universo para saborear la sabiduría y gozar de las sensaciones que abundan en el presente para recordarnos que estamos vivos y con un propósito claro en esta vida.

Entonces, en el lugar de quedarnos al lado de la fogata, mirando las historias del pasado, protagonizadas por las llamas bailando con la leña de fondo, levantad con firmeza, mirad hacia adelante y seguid de camino a lo desconocido. Cortad la cuerda del ancla que impide que viváis el Ahora en plenitud. Liberaos de las ataduras irreales para embarcar en el viaje hacia donde están las experiencias, una tras otra, de las que os seguirán sembrando los conocimientos de vosotros mismos y de vuestros entornos para que sigáis transcendiendo de lo que siempre ha existido para verlo todo desde una perspectiva más amplia e informada y de esta forma podéis seguir enriqueciendo el proceso que transitáis de comprensión e integración de todo lo aprendido a lo largo de esta caminata por el bosque de la vida.

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