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El Poder de la Sensibilidad


Esta mañana me desperté con una lágrima que caía por la mejilla, pasando por un camino habitual para sus antecedentes. Sin embargo, esta lágrima no era el sacrificio de otra ilusión caída. Hoy me desperté sabiendo que soy quien quise ser y lloro con alegría.

Las experiencias que me han formado a lo largo de la vida han llegado a abrir los cielos de mi oscuridad. Ahora entiendo que, aunque las visitas a mi propio infierno han sido transformadores y esenciales para mi crecimiento, a plena luz del sol de la esperanza puedo brillar con la misma intensidad. Mi camino nunca ha sido tan despejado y ausente de obstáculos. Sigo aprendiendo sin tener que destruirme y empezar de nuevo. Puedo purificarme desde la paz y la felicidad y así continuar por el sendero del conocimiento sin desviarme tan a menudo y tener que volver a buscar mi centro.

Ya no miro hacia atrás para acordarme de lo feliz que pensaba sentirme al andar acompañado por alguien al que no le dejaba verme en la desnudez emocional, por miedo del rechazo. Tampoco miro adelante a la espera que vuelva a coger la mano de alguien, al que puedo abrazar con fuerza y pasión para proclamar mi amor incondicional. Todo lo que necesito está aquí y ahora.

He aprendido a amarme a mí como tantas veces he intentado amar a las que andado conmigo, atraídas por mi luz pero, al acercarse se han perdido en las nubes de las dudas de mi autoexigencia y la crítica mordaz con la que me castigaba. Cada vez que me he entregado tan completamente, hasta la última gota de sangre, allí en el lugar del sacrificio de mis propias necesidades y deseos, me he quedado sin nada, ni el respeto por mí mismo. Ha sido en estos momentos que he visto la grandeza y belleza de mi amor. Antes, no sabía que era mi luz la que me sanaba y me ayudaba a recuperarme. Es ahora cuando lo he entendido. Esta vez, que no me siento correspondido, me doy cuenta de que soy digno de compartir un amor semejante en su resplandor. Un amor que existe en el Ahora, sin contemplar ni el pasado, ni el futuro, que no necesita justificación ni explicación, sino está allí porque es donde tiene que estar. Acepto la integridad y el esplendor del amor y de la luz que pretendo compartir como algo único y excepcional y tú lo puedes recibir con los brazos abiertos preparados para un abrazo eterno y apasionado o lo puedes rechazar con la mirada bajada y la frialdad de promesas vacías y excusas evasivas. Sea como sea, nada disminuye la grandeza de mi ofrecimiento, ni del amor y respeto que siento por ti. Cada uno es responsable de elegir su camino en libertad y a su libre albedrío.

Ya no me comparo con los demás para encontrar mis fallos y evidenciar mis fracasos porque soy el guerrero que se ha levantado después de cada derrota, que se limpiado y suturado las heridas, sin miedo al dolor de perforar la piel y afrontar plenamente los traumas limitantes. Así ha sido en innumerables ocasiones mientras seguía avanzando hasta la tierra prometida de la aceptación. He dejado atrás el enfoque en lo que no he conseguido o en lo que no tengo. No me hace falta convencerle a nadie de que merezco su amor. La luz que brilla dentro de mí es amor puro. Es mi amor. Soy un ser completo y especial. Cada rincón de mí lleva una marca de las lecciones que me ha ido dando el Universo para que sea ése quien soy ahora y veo que siempre he sido. No tengo nada que esconder ni nada que mostrar. Soy agua, transparente y llena de vida. Sigo mi camino sin que ningún obstáculo me pare que siempre encuentro la forma de llegar hasta donde yo quiera. Puedo estar tranquilo y pacifico o puedo expresar mi autoridad con fuerza y resolución.

He encontrado mi centro en el equilibrio entre la ira que siempre llevaba dentro, bajo un control escrupuloso y como un cáncer que consumía mi amor propio y respeto, y las emociones que temía que mostrasen mi debilidad. Ahora la fuerza de mi voluntad está impregnada de la riqueza de mis emociones. Mi sensibilidad se ha convertido en la esencia de mi poder. Desde hace poco, los pensamientos no distraen mi sentir, ni la paz al saber que lo que decida en cada momento es lo correcto siempre que me dejo guiar por mis emociones en estado puro y por la sabiduría del Universo que sabe indicarme cuando me pierdo.

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